Porqué forjamos espadas?
Las espadas están aquí, dentro de nosotros. Nos son tan propias como la sangre que corrió por sus filos. Están en nuestra “humanidad”, metidas en nuestro acervo cultural, apiñadas de a montones por la herencia, descriptas en las leyendas y repartidas por la historia. Transmitidas de generación en generación a través de canciones, la poesía, la narrativa y el teatro. Se colaron sin problemas hacia expresiones artísticas más modernas como el cómic o los videojuegos. Las encontramos en el puño de héroes de mármol y bronce de las plazas y también armando el brazo de villanos, piratas, en los naipes y en la Biblia. Trascendieron la dimensión de arma blanca obsoleta y mutaron hacia el símbolo, el emblema. Ayudaron a hacer visible lo que no tiene imagen, ya sea en la mano de una mujer con los ojos vendados y una balanza o colgada de un único pelo de crin de caballo sobre la cabeza de Damocles. Se hicieron mágicas y también adquirieron Poder. “La espada... ¿sabe vuesa merced lo que es la espad