La leyenda del Koi y un daisho
El pez koi fue introducido en Japón alrededor del siglo XVI. Por ese entonces, en la prefectura de Niigata, donde los inviernos eran intensamente fríos, los agricultores japoneses, imitando a sus pares chinos, decidieron criar estos peces en los arrozales, de manera que pudiesen asegurarse alimento hasta la primavera. Los koi llegaron acompañados de sus leyendas, una de las cuales relata que los peces que conseguían nadar río arriba hasta la cascada y subirla, al llegar a la cima en recompensa por su esfuerzo se transformaban en dragones. Razón por la cual, aun hoy en Japón se lo asocia a la perseverancia ante las adversidades y a la fortaleza frente los reveses de la vida. Se considera un símbolo de paciencia, tesón y longevidad, percepción que convirtió al pez koi en una de las temáticas más frecuentes del arte que ornamenta el tosogu (guarniciones de los sables japoneses) y la laca de las sayas (vaina de madera). Y fue lo que inspiró este Daisho que presentamos aquí. Daisho es una palabra que literalmente significa "grande y pequeña" y denomina a la pareja de sables tradicionales samurái: katana y wakizashi, los cuales eran llevados juntos.
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